Sugerencia Literaria parte 1



Hace algún tiempo ya, muchos amigos a través de mi cuenta de Facebook me han solicitado sugerencias de libros. Y aunque promuevo de manera ferviente la lectura. La recomendación de títulos es un tema sensible para mí. Creo que los intereses en la lectura son tan amplios como la gran cantidad de géneros literarios. Podemos encontrar textos de no ficción, Poesía, historias de Ficción realista o Fantasía, entre otros. Personalmente me inclino por los dos últimos ya que, para seleccionar un libro busco entretenerme e ingresar discretamente a un nuevo mundo o que este mundo me consuma a mí, que es lo que termina ocurriendo.


He tenido bastantes comentarios desfavorables en relación a mis lecturas seleccionadas y he escuchado comentarios como “tienes que leer a los grandes” o “tus libros están a una distancia inmensa de llamarse literatura”.  Me confunde darme cuenta que para leer también seamos de alguna forma segregados, categorizados o literalmente rechazados. 

Desde siempre he creído que la lectura es universal y traspasa las creencias culturas, económicas y sociales. Noticias nuevas también somos estigmatizados y válgame dios que ya tenemos que vivir con la marca cotidiana y constante de tu apellido, de la comuna en que resides, de la universidad o instituto en donde estudiaste, del colegio en donde asisten tus hijos o hasta la elección de tus vacaciones.


La lectura es un arte disponible para todos y muchos de nosotros lo hacemos por interés, gusto o placer. Hay personas como yo que no nos gusta leer metáforas rebuscadas como “…y después la llamarada de la trompeta, el falo amarillo rompiendo el aire y gozando con avances y retrocesos” o enfrascarme en un texto por su elevado vocabulario que solo lo termina entendiendo el autor que lo escribió como: abigarrado, cenotafio, hidrópico, oneroso, sibilino, etc. ¿Esto me hace una ignorante?, la respuesta para algunos es sí.


Lo que me genera un tanto de incomodidad no es que me tilden de ignorante, si no es darme cuenta que el nicho de los llamados literarios, que asumo que tienen un nivel intelectual elevado por su gran calidad de lectura. Sean tan livianos en menoscabar a una persona. A lo mejor deberían alejarse un poco de las sábanas almidonadas y leer en relación a cómo desarrollar la inteligencia interpersonal, ya que a varios les vendría bien.

Jamás a ninguno de mis alumnos, se me hubiera imaginado mencionarle “eso no es bien visto en el círculo en el que te rodea, tenlo en cuenta”.  Al observar que poseía un interés o capacidad diferente. Además, no sabes qué nivel de confianza o emotividad tiene esa persona. Un comentario de ese tipo puede arruinar a alguien. No es mi caso ya que mi autoconfianza la he potenciado con los años y lo que no sé lo aprendo, siempre y cuando me interese, pero si lo educado o cortes se te extravió creo que es difícil volver a encontrarlo.


Creo que ya es suficiente de tanta estupidez, llevamos miles de años limitados a los libros que nos dicen que leamos. Creo que la mayoría leyó en el colegio títulos por obligación y lo que realmente los motivo a continuar leyendo fue lo que seleccionaron de manera libre.

Que ocurre cuando una persona no tuvo una educación de excelencia, porque no poseía los medios económicos para adquirirla y trabaja nueve horas diarias, se traslada en transporte público más de dos horas, llega a su hogar a compartir un rato con su familia e hijos, con lo cual su día ya ha llegado a su fin. Le sugieren leer a una novela de uno de los grandes autores, que a la página número tres, se dio por vencido. La respuesta es ¿no leas, es mucho para tu coeficiente intelectual o busca algo que te interese o guste y disfruta la lectura?


A pesar de que estamos en el siglo XXI y nos engrandecemos al decir que somos uno de los países más desarrollados de Sudamérica, aún continuamos con miedo y me parece insólito que hasta ocultemos nuestra selección literaria por el temor a recibir el comentario negativo o descalificador de un segmento de la población que cree saber lo que todos necesitamos, sin conocer nuestra vida, vivencia o intereses.


Espero que de una vez alcemos nuestra voz y nos liberemos de los prejuicios sociales. La literatura desde hace miles de años ha querido solo estar disponible para un sequito de la población. Pero es hora que rompamos nuestras cadenas, y validemos nuestras elecciones. Busca un libro, elige el género o autor que más te acomode y disfruta la lectura. Y la próxima vez que alguien te cuestione tu decisión literaria solo responde: “Yo no leo para ser más interesante, leo para ser feliz”. 



Tamara Kruger

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