¿El ignorante eres tú o yo?




¿A quién no le ha sucedido?, encontrarse en medio de una reunión social, escuchando a su alrededor como las personas hablan acaloradamente sobre algún tema que tú desconoces. Lo primero que haces es sonreír como siguiendo de manera atenta la conversación, luego realizas un pequeño movimiento de asentimiento con la cabeza, como diciendo que interesante, aunque te parezca que hablan en una especie de lengua parecido al Arameo.

En un instante todas las miradas están puestas sobre ti y de lejos como un murmullo inteligible, llega la gran pregunta ¿Qué opinas tú? Lo primero que se dispara en tu mente es un ¿es broma? luego tus manos comienzan a sudar y tu cabeza gira en trescientos sesenta grados, tratando de repasar la conversación a la velocidad de la luz. Pero eso es imposible, ya que en la primera parte ya habías cambiado la frecuencia, deteniéndote en los hermosos cuadros de la pared.
Y cuando tu boca no es capaz de emitir algún sonido, viene esa mirada inquisidora con cierto halo de reproche, y en sus pensamientos sabes que te tildan de ignorante y tú terminas diciendo soy un completa imbécil.

Apenas llegas a tu casa, buscas tu computador para encontrar información en relación a la guerra que ocurre al otro lado del mundo, con la intención de estar preparada para una próxima vez. Al tercer click encuentras un resumen bien acabado del conflicto bélico, lees algunas líneas, pero al cabo de unos minutos cierras ofuscado la pantalla, lo único que quedó claro en tu cabeza es que eran Chiítas y no chinitas y los Sunitas, te suenan a algún dulce saboreado en la infancia. Todo lo demás es un gran agujero negro, que para entender cuál fue el inicio del conflicto, te debes trasladar a sus orígenes y al tomo número uno del gran libro de Petete.  Por lo que levantas los brazos hacia el cielo y te preguntas en voz alta, ¿Seré yo Señor? Y acabas tendido en tu cama sintiéndote más inculto que las últimas dos horas.

Y sí, más de alguna vez me he sentido una completa ignorante. Ustedes dirán, pero Tamara lees mucho y leo mucho a diario. Desde que me despierto y transcurre mi jornada. Leo las noticias en formato digital en mi celular, luego en papel en el metro. Leo la estación en la que debo descender o leo el cartel de la calle que me indica cual es mi destino. Y leemos a diario. Pero para ser una persona culta lo que leemos nos debe aportar conocimientos que desarrollen nuestras capacidades intelectuales.
Creo que he sido capaz de desarrollar algunas de esas competencias a través de los libros que me esperan en el velador junto a mi cama y otras no. Pero me sigo manteniendo en la línea de la ignorancia, ya que la definición, es falta de conocimiento, ¿muy amplio no? ¿De qué tipo de conocimientos se refiere? Si hablamos de electricidad, administración o medicina entre otras, no las tengo.
Entonces observo a mi alrededor y estoy en un maldito planeta de ignorantes, pero alto, conozco a muchos ignorantes bastantes interesantes y a otros los adoro. No es tan malo después de todo.

Aunque antes de categorizarte o volver a sentirte un completo inculto frente a tus pares, hay que estar consciente de algunas cosas. Primero, somos seres únicos e irrepetibles, no a todos nos deben gustar o compartir los mismos intereses o erudición, aunque la guerra es algo contingente a diario, los llamaría a ellos ignorantes, ya que no han sido capaces de desarrollarse intelectualmente, tratando de solucionar el conflicto a través del diálogo, malditos ignorantes que piensan que una vida humana es menos valiosa que un barril de petróleo o un pedazo de tierra.

Segundo, para los que no han escuchado el profesor Howard Gadner, planteó un modelo de concepción de la mente, Las inteligencias múltiples, que en resumen cada uno de nosotros desarrolla unas más que otras según nuestras capacidades. Lo que me podría explicar porque no soy capaz de realizar cálculos mentales de manera eficiente (inteligencia lógico matemática).

Lo que se preguntarán ahora debe ser: ¿Cómo puedo parecer menos ignorante?, yo en primera instancia me daría un golpe pedagógico de por vida con un sin fin de libros, tratando de desarrollar mi intelecto al máximo, abarrotándolo con miles de estudios y cultura, pero la vida no es tan larga. Nunca llegaría a lograr un nivel de conocimientos, que me situara afuera de este perfil, a no ser que mi mente en vez de ocupar el 10% de su capacidad, me inyectara alguna poción mágica que la activara al 100%.

Y volvemos a la pregunta ¿Cómo ser culto?, si no tengo tiempo, soy diferente en capacidades y desarrollo mis conocimientos a través de mis intereses o habilidades.

Como en muchas interrogantes de la vida la respuesta es según la perspectiva en que la enfoques. Yo en este caso se la dejaré a Albert Einstein que dice: “Todos somos muy ignorantes. Lo que pasa es que no todos ignoramos las mismas cosas” y así es Albert, aunque tu coeficiente intelectual era elevado, no poseías todos los conocimientos.

Así que la próxima instancia que te encuentres rodeada de personas que se dicen llamar cultos por su vasta sabiduría en un tema en particular. Sigue con tu mejor sonrisa y como dicen lo cortés no quita lo valiente, puedes responder, ¿Qué opinas tú?, ya que mis capacidades están entregadas a otras competencias y si notas una mirada en tono acusador, puedes responder ¿Acaso tengo cara de ser cientista político?

Tamara Kruger

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿ES BROMA?

¿ES BROMA?