La metamorfosis del amor



Una pequeña oruga camina distraída sobre los frondosos árboles, buscando los cálidos reflejos del sol y sin estar prevenida, su interior comienza a sucumbir, ante los primeras advertencias del cambio que esta por venir.  !Así nace el amor! . Con un pequeño revoloteo en nuestra interior. Nos atrapa desprevenidos y sin estar listos muchas veces. Lo tratamos de frenar y también combatir. Pero sin escuchar la voz de nuestra razón, se comienza a transformar. Al igual que en las orugas es un cambio inevitable y un proceso que es parte del ciclo de la vida.
Esta metamorfosis, que es el nombre que recibe el cambio en este pequeño ser. Es la transformación que vivimos, al sentirnos enamorados. El amor nos puede convertir en hermosas mariposas, aleteando libres y majestuosas, percibiendo que somos capaces de atrapar el cielo. Y al igual que estos magníficos insectos, el amor puede durar semanas y en otros casos más afortunados, años. 
El desamor también nos puede convertir en una pequeña oruga. El amor no correspondido es el sentimiento más devastador que puede golpear nuestro corazón. Y al igual que nuestra amiga, nos introduciremos en nuestra crisálida, para dar paso al inevitable desgarro de nuestra piel.
Nos esconderemos en nuestro refugio, para protegernos de la depredadora vulnerabilidad que nos ataca sin piedad. Sin siquiera tener la certeza de que esta tortura tendrá  final.
Pero al igual que el ciclo de las mariposas, este proceso tiene un término, que solo lo podremos romper cuando nuestros tejidos se vuelvan a reorganizar y ojala en este punto fuéramos como la mariposas, ya que en su caso dura tres semanas, en el de nosotros puede perdurar meses, años y a veces puede ser eterno.
Pero existe la esperanza que al ser cíclico, este se deba volver a repetir.  Con esfuerzo volveremos a trepar nuestro árbol y una vez que nos encontremos listos y seguros extenderemos nuestras alas nuevamente.
Pero en este proceso habrán factores que pueden retrasar nuestro vuelo. En el caso de las mariposas las condiciones meteorológicas y en el nuestro, las personas que nos van  a rodear, y que  no siempre serán las  indicadas.
Pero siempre escondida entre la gran arboleda, hallarás a esa persona capaz de  romper tu refugio. Esperaremos pacientemente nuestro próximo ciclo, con la convicción que volveremos a volar airosos,  atravesando el firmamento como una bella mariposa.

                                                                                                          Tamara Kruger

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